Restaurando el cristianismo original—¡para hoy!
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Mayo 14, 2017
Queridos hermanos,
A partir de todas las cartas, tarjetas, correos, llamadas telefónicas y conversaciones personales, es evidente que todos tuvieron una maravillosa y profundamente significativa Pascua y Fiesta de Panes sin Levadura. Estas dos fiestas combinadas demuestran el plan perfecto de Dios y el propósito para todos Sus hijos e hijas engendrados—asombroso en verdad. ¡Piense en el tremendo amor que el Padre tiene por nosotros! Jesús se despojó a Sí Mismo de Su existencia espiritual para llegar a ser un hombre para redimirnos de Satanás y su mundo (Filipenses 2:5-11). Como el Pastor de las ovejas, Él voluntariamente dio Su vida para ser nuestro Salvador y Sumo Sacerdote: “Yo soy el buen Pastor, y conozco a aquellos que son Míos, y Soy conocido de aquellos que son Míos. Exactamente como el Padre Me conoce, Yo también conozco al Padre; y pongo Mi vida por las ovejas.… Por cuenta de esto, el Padre Me ama: porque pongo Mi vida, para que la pueda recibir de regreso otra vez. Nadie Me la quita, sino que Yo la pongo de Mí mismo. Tengo autoridad para ponerla y autoridad para recibirla de regreso otra vez. Este mandamiento recibí de Mi Padre” (Juan 10:14-18).
Aunque continuamos viviendo en este mundo, no somos de este mundo y sus caminos. El siguiente pasaje resume todo el plan de Dios para aquellos quienes son los “llamados, escogidos y fieles.” Note: “Pero ahora [Padre] vengo a Ti; y estas cosas estoy hablando mientras aún en el mundo, para que puedan tener Mi gozo cumplido en ellos. Les he dado Tus palabras, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, así como Yo no soy del mundo.
“No oro que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, así como Yo no soy del mundo. Santifícalos en Tú verdad; Tu Palabra es la verdad.
“Así como Me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo. Y por amor a ellos Me santifico a Mí mismo, para que ellos también puedan ser santificados en Tú verdad. No oro por éstos solamente, sino también por aquellos que creerán en Mí a través de su palabra; que todos ellos puedan ser uno; así como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti; que ellos también puedan ser uno en Nosotros, para que el mundo pueda creer que Tú sí Me enviaste. Y Yo les he dado la gloria que Me diste, para que puedan ser uno, en la misma forma que Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que puedan ser perfeccionados en uno; y que el mundo pueda saber que Tú sí Me enviaste, y que los has amado como Me has amado” (Juan 17:13-23).
En la segunda Epístola del apóstol Pablo a los Corintios, él exhortó a los hermanos a no ser parte de este mundo al participar en sus pecados y estilos de vida. “Nosotros entonces, trabajando junto con Él, estamos también exhortándolos a no recibir la gracia de Dios en vano.… No se unan desigualmente con incrédulos. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la ilegalidad? Y ¿qué compañerismo tiene la luz con la oscuridad? Y ¿qué unión tiene Cristo con Belial? O ¿qué parte tiene un creyente con un incrédulo?
“Y ¿qué acuerdo hay entre un templo de Dios y los ídolos? Porque ustedes son un templo del Dios vivo, exactamente como dijo Dios: “Viviré en ellos y caminaré en ellos; y seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo. Por tanto, salgan de en medio de ellos y sepárense,” dice el Señor, “y no toquen lo impuro, y Yo los recibiré; y seré un Padre para ustedes, y ustedes serán Mis hijos e hijas,” dice el Señor Todopoderoso. Ahora entonces, amados, ya que tenemos estas promesas, deberíamos limpiarnos nosotros mismos de toda profanación de la carne y el espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (II Corintios 6:1, 14-18; 7:1).
Es por eso que Dios nos ha dado estos profundos festivales espirituales—para enseñarnos y animarnos a permanecer separados de este mundo, y a buscar a Dios para librarnos del “malvado.”
El mundo hoy: El mundo está lleno de conflictos, caos, ataques terroristas, bombas, guerras y amenazas de más guerra—incluso una guerra nuclear entre Corea de Norte y USA. En todo el medio oriente, desde Paquistán hasta el Mar Mediterráneo, y la mayoría del norte de África, incluyendo Egipto, Darfur, Somalia, Kenia, Zimbabue y Nigeria, hay pelea, matanzas y guerras entre hombres, mujeres y niños. Casi que toda Europa occidental esta agobiada por millones de refugiados de la guerra del Medio Oriente y plagada por ataques terroristas islámicos.
En Suramérica, Venezuela está al borde del colapso total. Enfrenta ahora una inflación del 537% y escasez de todo—incluyendo comida. La hambruna es inminente. Revueltas masivas ocurren diariamente mientras la gente trata de sobrevivir—todo a causa de la falla de su gobierno comunista. En verdad, casi que todas las naciones de centro y Suramérica están enfrentado potenciales crisis desastrosas.
Mientras tanto, la administración Trump se apresura para sacar a USA de la agonía de los problemas profundamente enraizados causados por la corrupción y negligencia del gobierno, un sistema masivo de asistencia social e inmigración ilegal. La violencia en el interior de las ciudades, tensiones raciales, odio a la policía, y la corrupción política dejada por el régimen de Obama, ¡amenazan con destruir nuestra nación!
En verdad, como vemos el mundo hoy, es exactamente como Jesús profetizó: “Entonces como fue en los días de Noé, así también será a la venida del Hijo de hombre. Porque como en los días que fueron antes del Diluvio, estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día que Noé entró al arca; y no fueron conscientes hasta que el Diluvio vino y se los llevó a todos lejos; así también será a la venida del Hijo de hombre” (Mateo 24:37-39). Estamos experimentando una mezcla de caos satánico y destrucción en medio de los aparentes tiempos “normales.” Pero el mundo no sabe que la humanidad esta rápidamente yendo a la profetizada “Gran Tribulación.”
Un evento mayor para ver: ¿Dónde estamos en profecía? ¿Cuál es un evento profético clave que deberíamos observar, que podemos atestiguar con nuestros propios ojos, como un indicio que la “Gran Tribulación” está cerca?
Será el tercer templo de los judíos. ¿Cómo sabemos que los judíos lo construirán? Porque Jesús dijo esto: “Por tanto, cuando vean la abominación desoladora, la cual fue hablada por Daniel el profeta, de pie en el lugar santo (quien lea, entienda),… Porque entonces habrá gran tribulación, tal como no la ha habido desde el principio del mundo hasta este tiempo, ni la habrá nuevamente. Y si aquellos días no fueran limitados, ninguna carne sería salva; pero por amor a los elegidos aquellos días serán limitados” (Mateo 24:15, 21-22).
El “lugar santo” es el “santo de santos” en el templo por venir. No es tan solo un lugar con un altar dedicado para ofrecer sacrificios, como creen algunos, sino, será un templo real funcionando. (Para información sobre el progreso que los judíos han hecho en preparación para construir el templo, por favor vaya a internet y busque El instituto del templo. Estará asombrado de cuanto ya han hecho. ¡Se están preparando para construirlo!)
Sin embargo, esto no pasará sino hasta que el tiempo sea el correcto, de acuerdo a la programación de Dios. Pablo fue inspirado a escribir sobre el regreso de Jesús, el templo y la “abominación desoladora.” Note: “Ahora, les suplicamos, hermanos, concerniente a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión con Él, que no sean prontamente sacudidas sus mentes, ni estén angustiados—ni por espíritu, ni por palabra, ni por epístola, como si fuera nuestra, diciendo que el día de Cristo está presente.
“No permitan que ninguno los engañe por ningún medio porque ese día no vendrá a menos que la apostasía venga primero, y el hombre de pecado sea revelado—el hijo de perdición, aquel que se opone y exalta a sí mismo sobre todo lo que es llamado Dios, o que es un objeto de adoración; así que entra al templo de Dios y se sienta como Dios, proclamando que él mismo es Dios.
“¿No recuerdan que cuando aún estaba con ustedes, les dije estas cosas? Y ahora entienden qué lo está reteniendo para ser revelado en su propio tiempo establecido. Porque el misterio de ilegalidad ya está trabajando; solamente que hay uno Quien lo está restringiendo al tiempo presente hasta que surja de en medio. Y entonces el ilegal será revelado (a quien el Señor consumirá con el aliento de Su boca, y destruirá con el brillo de Su venida); aquel cuya venida está de acuerdo al trabajo interno de Satanás, con todo poder y señales y maravillas mentirosas, y con todo engaño de injusticia en aquellos que están pereciendo porque no recibieron el amor de la verdad, para que pudieran ser salvos.
“Y por esta razón, Dios enviará sobre ellos un engaño poderoso que les hará creer la mentira, para que puedan ser juzgados todos los que no creyeron la verdad, sino se complacieron en la injusticia” (II Tesalonicenses 2:1-12).
Prueba adicional es encontrada en Apocalipsis 11, donde al apóstol Juan le fue dada una visión de este tercer templo por venir: “Luego el ángel me dio una vara de medida como un bastón, diciendo, “Levántate y mide el templo de Dios, y el altar, y aquellos que adoran en el. Pero deja fuera el patio que está dentro del área del templo, y no lo midas porque ha sido dado a los gentiles; y ellos pisotearán la ciudad santa cuarenta y dos meses” (versos 1-2). Juan escribió esta profecía 35-38 años después que Dios había destruido completamente el segundo templo. Por tanto, cuando todos estos pasajes son puestos juntos, podemos concluir correctamente que habrá un nuevo templo—funcionando con sacerdotes y levitas ofreciendo sacrificios animales. Sin embargo, cuando el “hombre de pecado” entre a este templo para proclamarse Dios, él hará que cesen los sacrificios (Daniel 12:11)—y ahí es cuando comienza la “Gran Tribulación.”
Cuando los judíos comiencen en realidad a construir el tercer templo, podemos saber que la “Gran Tribulación” está a tan solo unos meses—y cuando esté terminado, posiblemente a tan solo unos días. Mientras tanto, habrán muchos falsos profetas y falsos mesías apareciendo y ejecutando señales y maravillas en sus intentos de engañar a los elegidos de Dios (Mateo 24:23-26).
Es por eso que Jesús nos ordenó VIGILAR—y siempre ¡estar listos!: “El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras nunca pasarán. Pero concerniente a aquel día y la hora, nadie sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solamente el Padre. Presten atención, estén vigilando y orando. Porque no saben cuándo es el tiempo. Es como un hombre viajando a un país lejano, dejando su casa y dando autoridad a sus siervos, y a cada uno su trabajo, y ordenando al portero vigilar. Estén vigilando, por tanto, porque no saben cuándo viene el maestro de la casa: en la noche, o a media noche, o al canto del gallo, o en la mañana; no sea que él venga de repente y los encuentre durmiendo. Y lo que les digo, lo digo a todos: ¡Vigilen!” ” (Marcos 13:31-37).
Conferencia de Ancianos: En la segunda semana de Mayo, tendremos nuestra Conferencia anual de Ancianos en el Hotel Hilton del aeropuerto en Cincinnati, donde la hemos tenido por más de 15 años. Todos nuestros ancianos y diáconos están verdaderamente dedicados a amar a Dios y servir a los hermanos. Al ver los pasados 30 años de la historia de las iglesias de Dios, este ha sido un tiempo tumultuoso en verdad—para ancianos y hermanos.
A través de los años, nos hemos enfocado en restaurar el cristianismo original, nos hemos esforzado cuidadosamente en seguir las enseñanzas del Nuevo Testamento concerniente a la estructura del liderazgo de la iglesia y la función de los ancianos y diáconos. Es por eso que CBCG no tiene una jerarquía que ubica a los ancianos entre Dios y los hermanos. Mientras mantenemos orden y cooperación en los grupos de compañerismo, no hay “gobernadores sobre los hermanos.” En el pasado, muchos líderes de la iglesia de Dios (especialmente en la Universal) han sido culpables de ejercer control jerárquico despótico sobre las vidas de los hermanos y mercadearlos con solicitudes constantes de dinero—más allá de los diezmos y ofrendas bíblicamente autorizados.
Tan increíble como parezca, la causa principal de estos abusos impíos fue la negligencia seria del ministerio al enseñar el amor y la gracia de Dios. En vez, fue enseñado que el amor hacia Dios era básicamente la observancia de mandamientos; amor hacia el prójimo era “preocupación externa” por otros; y gracia era tan solo “perdón de pecados.” Mientras estas son declaraciones verdaderas, la Palabra de Dios enseña el amor de Dios en esta forma: Cuando uno de los escribas le preguntó a Jesús sobre el “primer mandamiento de todos,” Jesús respondió, “ “El primero de todos los mandamientos es, ‘Oye, Oh Israel. Nuestro único Dios es el Señor, el Señor. Y amarán al Señor su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su mente, y con toda su fuerza.’ Este es el primer mandamiento. Y el segundo es como este: ‘Amarán a su prójimo como a ustedes mismos.’ No hay otro mandamiento más grande que estos.” …De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los Profetas” (Marcos 12:28-31; Mateo 22:40).
Para que la observancia del mandamiento sea verdaderamente efectiva, debe estar basada en esta clase de amor hacia Dios el Padre y Jesucristo—y otros. Si no, entonces la observancia del mandamiento llega a ser duro y agotador, siendo llevado por ancianos autoritarios quienes carecen de amor y no entienden la verdadera gracia de Dios. El apóstol Pedro recordaba claramente el mandamiento de Jesús que si él lo amaba debía “alimentar el rebaño” (Juan 21:15-17). Así mismo, él amonestó a los ancianos quienes servían con él a “alimentar el rebaño,” los hermanos de Cristo. Él les escribió: “A los ancianos que están entre ustedes los exhorto, incluso como un compañero anciano, y un testigo ocular de los sufrimientos de Cristo, y un participe de la gloria que está a punto de ser revelada: Alimenten el rebaño de Dios que está entre ustedes, ejerciendo vigilancia no por compulsión, sino voluntariamente; no en afición de ganancias deshonestas, sino con una actitud anhelante; no como ejerciendo señorío sobre sus posesiones, sino siendo ejemplos al rebaño de Dios. Y cuando el Pastor Jefe sea manifestado, recibirán una corona de gloria eterna” (I Pedro 5:1-4).
La gracia de Dios: Sin duda, uno de los temas menos entendidos en el cristianismo convencional—y dentro de muchas de las iglesias de Dios—es la gracia de Dios.
Aquí hay un resumen: “La gracia es un don gratuito e inmerecido de parte de Dios el Padre por medio de Jesucristo. La gracia de Dios es la máxima expresión del amor de Dios el Padre y Su misericordia. La gracia es más que el perdón de los pecados. Estar bajo la gracia significa estar recibiendo continuamente el amor divino de Dios, Su favor, bendición, cuidado, ayuda, buena voluntad, beneficios, dones y bondad. Dios el Padre es la fuente de donde viene la gracia hacía el creyente. El ÚNICO MEDIO por el cuál la gracia es otorgada al creyente es por medio del nacimiento, vida, crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo, como el perfecto sacrificio de Dios el Padre. El creyente entra en la gracia de Dios por medio de la fe en el sacrificio de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Dios el Padre otorga Su gracia a cada creyente cuando se arrepiente de sus pecados y es bautizado por inmersión, lo cual es la manifestación externa del arrepentimiento. Por medio de la gracia, los pecados del creyente son perdonados y la justicia de Jesucristo le es imputada.
“La gracia de Dios establece una nueva relación espiritual entre el creyente y Dios el Padre y Jesucristo. A través del don inmerecido y no ganado de la gracia, el creyente no es solamente escogido, llamado, perdonado y aceptado por Dios el Padre a través de Su amado Hijo sino que también es engendrado con el Espíritu Santo, haciéndolo un hijo de Dios y un heredero de la vida eterna. Desde este punto, el creyente engendrado espiritualmente comienza una nueva vida bajo gracia.
La gracia no otorga licencia para practicar el pecado ignorando o rechazando los mandamientos de Dios. Solamente aquellos que guardan Sus mandamientos pueden permanecer en Su amor y bajo Su gracia. Cada creyente que recibe la gracia de Dios tiene una obligación personal con Dios el Padre y Jesucristo de abandonar sus antiguos pensamientos y prácticas pecaminosas y vivir una nueva vida, creciendo diariamente en la gracia y conocimiento de Jesucristo. Para cada creyente que vive bajo la gracia, Jesucristo actúa como Redentor, Sumo Sacerdote y Abogado. Si el creyente comete pecado, Él intercede delante del Padre para obtener Su misericordia y gracia. La gracia de Dios, la cual viene a través de Jesucristo, guarda al creyente arrepentido en un continuo estado de inocencia y pureza” (Apéndice M, La Santa Biblia en Su orden original—Una Versión Fiel).
Tenemos series de sermones que profundizan estos temas—“El amor de Dios” y “La gracia de Dios.” Estas son series extendidas en audio con transcripciones de los sermones. Estas series son verdaderamente inspiradoras porque revelan que tenemos una relación directa y personal con Dios el Padre y Jesucristo.
Pablo escribe: “Entonces cuando vino Él [Jesús], predicó el evangelio—paz a ustedes quienes estaban lejos y a aquellos que estaban cerca. Porque a través de Él tenemos ambos [judíos y gentiles] acceso directo por un Espíritu al Padre. Así entonces, ustedes ya no son más extraños y extranjeros; sino son conciudadanos con los santos, y son de la familia de Dios. Están siendo construidos sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, Jesucristo mismo siendo la Piedra angular principal en Quien todo el edificio, siendo conjuntamente equipado, está incrementándose hacia un templo santo en el Señor; en Quien ustedes también están siendo juntamente construidos para habitación de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:17-22).
Estudiar estas series puede ser una maravillosa experiencia que cambia la vida, ayudándole a crecer en la gracia y el conocimiento de Cristo. También le ayudará a desarrollar una relación personal más profunda con Dios. Juan, nos anima así: “Eso que hemos visto y hemos oído estamos reportándoles para que también puedan tener compañerismo con nosotros; porque el compañerismo—ciertamente, nuestro compañerismo—está con el Padre y con Su propio Hijo, Jesucristo. Estas cosas también estamos escribiéndoles, para que su gozo pueda ser completamente lleno” (I Juan 1:3-4).
La Fiesta de Pentecostés: La Fiesta de Pentecostés está enlazada directamente a la Fiesta de Panes sin Levadura. La ofrenda de la gavilla especial de la cosecha recién cosechada era presentada a Dios por el sumo sacerdote en el día después del Sábado semanal durante Panes sin Levadura. La cosecha de primavera de la cebada y el trigo no podía comenzar sino hasta que esta única ceremonia fuera ejecutada: “ “Habla a los hijos de Israel y diles, 'Cuando hayan entrado a la tierra la cual Yo les doy, y hayan recogido la cosecha de ella, entonces traerán la primera gavilla de los primeros frutos de su cosecha al sacerdote. Y él mecerá la gavilla delante del SEÑOR para que sean aceptados. En el siguiente día después del Sábado el sacerdote la mecerá” (Levítico 23:10-11).
El significado y cumplimiento espiritual en el Nuevo Testamento de este ritual del templo aplica directamente a Jesucristo. La hora real en la que Jesús resucitó de los muertos fue hacia el fin del Sábado semanal durante la Fiesta de Panes sin Levadura—tras estar en la tumba tres días enteros y tres noches enteras. Entonces, en la mañana en el primer día de la semana, después del Sábado, Jesús ascendió al Padre en el cielo para ser aceptado como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo.
Pablo escribe que la resurrección y ascensión de Jesús fue el cumplimiento de la ofrenda de la gavilla mecida—lo primero de los primeros frutos. Él escribe: “Pero ahora Cristo ha sido levantado de los muertos; Él ha llegado a ser el primer fruto de aquellos que han dormido. Porque ya que por un hombre vino la muerte, por un hombre también vino la resurrección de los muertos” (I Corintios 15:20-21).
Así, después que el sacerdote mecía la gavilla primera, la cosecha de grano podía comenzar—y continuaría por las siguientes siete semanas: “Y contarán comenzando con el siguiente día después del Sábado, comenzando con el día que trajeron la gavilla de la ofrenda mecida; siete Sábados completos serán. Incluso hasta el día siguiente al séptimo Sábado ustedes contarán cincuenta días. Y ofrecerán una ofrenda del nuevo grano al SEÑOR” (Levítico 23:15-16).
Pablo muestra que las siete semanas (más un día, para un total de 50 días) son simbólico de la era de la iglesia—desde la resurrección y ascensión de Jesús hasta la resurrección de los santos a Su venida. Él escribe: “Pero cada uno en su propio orden: Cristo el primer fruto; luego, aquellos que son de Cristo a Su venida” (I Corintios 15:23). Además, Santiago revela que los cristianos son los primeros frutos de la creación espiritual de Dios (Santiago 1:18). Para completar el simbolismo, encontramos en Apocalipsis capítulos 2-3 que hay “siete Iglesias proféticas” a través del tiempo hasta el regreso de Cristo, lo cual representa las siete semanas de la cosecha.
Juan escribe que los primeros frutos abarcan la primera resurrección: “Y vi tronos; y a los que se sentaron sobre ellos, y juicio les fue dado; y vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por el testimonio de Jesús, y por la Palabra de Dios, y aquellos que no adoraron a la bestia, o su imagen, y no recibieron la marca en sus frentes o en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.… Esta es la primera resurrección. Bendito y santo es aquel que tiene parte en la primera resurrección; sobre este la segunda muerte no tiene poder. Sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años” (Apocalipsis 20:4-6).
Ustedes estarán recibiendo los mensajes en CDs concerniente al tiempo que lleva a Pentecostés, así como el mensaje concerniente a este día santo vital, el cual representa la “primera resurrección.”
Si no tiene los libros El Plan de Dios revelado por Su Sábado y Días Santos y Días festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿cuáles?, siéntase libre de ordenarlos. Ellos explicarán todos los detalles concernientes a las fiestas y días santos de Dios.
Hermanos, todos comprendemos que estamos enfrentado tiempos muy difíciles. Pero sin importar nuestras circunstancias, Dios el Padre y Jesucristo nos aman y están con nosotros. Además, los ángeles están viendo por nosotros. Nuevamente, gracias por su amor y oraciones por todos los hermanos y por nosotros. Estamos orando por ustedes cada día, que el amor de Dios, la gracia, bendiciones, sanidad y protección estén sobre ustedes y los suyos en toda forma. Les agradecemos por su apoyo continuo con sus diezmos y ofrendas, las cuales nos ayudan a alcanzar a los hermanos y a aquellos buscando a Dios.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC